BORDADO ARTESANAL
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- 10 oct
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Actualizado: 13 oct
Por Cristina Oviedo Mejía
Artesana bordadora y Psicóloga

El bordado es una práctica artesanal milenaria, presente en muchas culturas alrededor del mundo. Es una práctica viva y dinámica que ha acompañado a distintas sociedades a lo largo de la historia, incluyendo culturas prehispánicas como Nazca, Wari, Moche, Paracas, Chimú, Kuna y otras, todas ellas reconocidas por su gran riqueza artística, simbólica y textil.
El bordado ha tenido una relevancia histórica muy importante. En muchas culturas se concibió como un sistema de registro visual o como parte de un sistema escritural, transmitiendo información, relatos y saberes de generación en generación. Los bordados podían narrar historias, documentar eventos importantes o simbolizar aspectos de la vida cotidiana y de la cosmovisión de cada pueblo.
Además, en numerosos contextos, el bordado se integraba plenamente en la vida social y ceremonial, formando parte de celebraciones, vestimentas rituales y objetos que reforzaban la identidad colectiva, lo que evidencia cómo esta práctica estaba profundamente conectada con la cultura y la memoria de los pueblos.
El bordado consiste en decorar la tela utilizando hilos de distintos colores y texturas, formando imágenes, patrones, símbolos o letras mediante diversas puntadas. Es una forma de expresión que combina creatividad, memoria y tradición, reflejando tanto la historia de los pueblos como la experiencia personal de quienes lo realizan.
Aprender a bordar implica, entonces, no solo dominar técnicas, sino también acercarse a un legado cultural que nos invita a explorar nuestra propia creatividad y a expresar nuestra voz a través del hilo y la tela, con un profundo respeto por estos saberes como legado.
A continuación comparto algunos detalles sobre los elementos principales empleados en el bordado. Es importante tener en cuenta que la creatividad en esta práctica es ilimitada, y que cada material puede adaptarse, combinarse o explorarse de manera personal.
La aguja para bordar

Sin aguja no hay bordado. Todos los demás materiales pueden reemplazarse, modificarse o usarse creativamente, pero la aguja es insustituible. Es la herramienta fundamental que permite trasladar el hilo a la tela y dar forma a los diseños. A diferencia de las agujas comunes de coser, las agujas para bordar están pensadas específicamente para trabajar con distintos tipos de hilos y telas, facilitando puntadas precisas y uniformes.
El ojo de la aguja, el orificio por donde pasa el hilo, debe ser proporcional al grosor del hilo: hilos finos requieren ojos pequeños y hilos gruesos, ojos más grandes. Esto facilita el paso del hilo y evita que se deshilache o se rompa durante el bordado.
El cuidado de la aguja es fundamental: conviene mantenerla limpia, revisar que no tenga mellas o dobleces que puedan dañar la tela o el hilo, y guardarla en un lugar seguro cuando no se use.
El hilo para bordar

Hay muchos hilos de diferentes texturas y colores, pero algunos están creados especialmente para bordar, pensados para facilitar la puntada, aportar brillo, resistencia y lograr efectos variados en la tela. El hilo para bordar es el material principal que usamos para dar forma, color y textura a nuestros diseños. Está hecho de fibras como algodón, lana, seda o materiales sintéticos, y cada tipo tiene características particulares que influyen en el resultado final.
El hilo más conocido es el algodón mouliné, llamado así por su estructura: la palabra “mouliné” proviene del francés y significa “hilado” o “torcido”. Este hilo está formado por varias hebras finas (generalmente seis), lo que le da suavidad, brillo y la posibilidad de separar las hebras según la densidad que se necesite en la puntada. Cada madeja tiene aproximadamente ocho metros de largo.
Entre las marcas más reconocidas se encuentran DMC y Anchor, que ofrecen una amplia variedad de colores y una calidad constante, ideales para bordados detallados y duraderos.
El cuidado del hilo es fundamental para conservar su calidad y color. Se recomienda guardarlo cuidadosamente enrollado para evitar enredos, protegerlo de la luz directa y manipularlo con suavidad para que no se rompa. Las madejas se presentan en pequeños ovillos o “huesos”, a los que se les asigna un número que indica el color del hilo según la marca, lo que facilita su identificación y organización.
La tela para bordar

La tela es la base sobre la que se construye el bordado. Su elección influye directamente en el resultado final, ya que determina cómo se comporta el hilo, cómo se ven las puntadas y la durabilidad del trabajo. Existen muchos tipos de tela, cada una con características particulares que convienen considerar antes de empezar un proyecto.
Algunas de las telas más comunes para bordar son:
Algodón: suave, fácil de manejar y muy versátil. Es ideal para principiantes y para proyectos de bordado general. Se recomienda lienzo de algodón.
Lino: resistente y elegante, con una textura que permite puntadas precisas y detalles delicados.
Al elegir la tela, también es importante considerar el grosor, la densidad del tejido y la forma en que se ajusta al bastidor o aro de bordado, ya que una tela demasiado floja o demasiado rígida puede dificultar el trabajo.
Cuidar la tela antes y durante el bordado ayuda a mantener la calidad de la pieza. En algunos casos conviene lavarla previamente y asegurar que esté bien tensada en el aro o bastidor mientras se trabaja.
Bastidor, aro o tambor
El bastidor, conocido en otros lugares como aro o tambor, tiene una función: proporcionar comodidad al trabajar.
Mantiene la tela tensada, lo que facilita la realización de las puntadas y permite bordar durante más tiempo sin cansar la mano o la muñeca.
Se recomienda utilizar un aro pequeño o mediano, ya que los aros grandes requieren mayor fuerza, lo que con el tiempo puede generar fatiga o molestias si se convierte en una actividad habitual.
Dibujos y diseños
El bordado debe ser un camino creativo y respetuoso. Lo ideal es que cada persona diseñe sus propios dibujos, creando piezas únicas y personales. Si esto no es posible, se recomienda utilizar dibujos de páginas o fuentes de código abierto, es decir, aquellos que estén disponibles para uso libre y no estén protegidos por derechos de autor.
Esta recomendación busca evitar la apropiación y el plagio, así como respetar la propiedad cultural de símbolos que muchas comunidades han conservado como parte de su cosmovisión.
Recuerda que bordar es un camino que puedes explorar creativamente. Puedes experimentar con distintos materiales, combinando hilos, telas, bastidores, e incluso soportes alternativos como papel u otros tejidos. Cada elección abre nuevas posibilidades de textura, color y forma, permitiéndote desarrollar un estilo propio y personal. Esta práctica invita a probar, equivocarse, descubrir y reinventar, transformando cada error o prueba en parte del proceso de aprendizaje.








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